viernes, 1 de abril de 2011

El Vaquilla en Granada, años 70

Años setenta, años del Torete y el Vaquilla, años de un mayor auge de modas, las tecnologías se van modernizando y España ya está siendo preparada para una futura entrada en Europa. Las cuatro ruedas y motocicletas comienzan a aparecer en mayor densidad en las ciudades españolas y Granada es una de ellas. Desde que en los años 50 la aparición de coches en pueblos o ciudades era un espectáculo para toda la población y un mérito militar o de clase, la cadena industrial pisa el acelerador y España comienza a salir de la miseria en la que había quedado tras la guerra ya en los años 60. Los 60 y 70 comienza a diseñarse la economía capitalista española y las oligarquías ya están más o menos conformadas. Las adquisiciones de motocicletas comienza con el despegue de la economía española y con las remesas de trabajadores emigrantes, cuyo botín al regreso a España era una ganga a ojos de sus compatriotas. Pero en Granada como en otras ciudades españolas acechan los Vaquilla y Torete y será una constante los robos de motocicletas, de las cuales agrego unas fotos para hacernos una idea de lo que se movía por la ciudad de Granada en los años 60 y 70. Estas motocicletas iban desde las tres mil pesetas hasta las diez mil pesetas, eran las siguientes, por ejemplo: Honda con motor 13874, Montesa J-32.585, Bulaco, Lambretta, Montesa modelo Impala, Mobylette motor 347.389, Vespino motor 820 M 319.596, Ducatti motor 486.581 y 337.480, Derbi motor 170.781, Guzzi, M.T. motor 527.023.







lunes, 13 de septiembre de 2010

Federico García Lorca opina de la tauromaquia

En la última entrevista realizada a Federico por Bagaria, el 10 de junio de 1936, aquel daba su oppinión de los toros:
"El otro gran tema que me preguntas, el toreo, es probablemente la riqueza poética y vital mayor de España. Increiblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro, en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y sus mejores bilis. Es el único sitio a donde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza. ¿Qué sería de la primavera española, de nuestra sangre y de nuestra lengua si dejaran de sonar los clarinetes dramáticos de la corrida? Por temperamente y por gusto poético soy un profundo admirador de Belmonte".

Por otra parte se puede leer otra opinión en el libro que Giovanni Papini dedicó a Federico y a la fiesta de los toros en El libro negro:
"Fui ayer a la plaza de toros, y un amigo español que me acompañaba me presentó a un joven de aspecto genial y viril que se llamaba García Lorca, y es ya famoso aquí y en América como poeta y pintor. Me causó una bellisima impresión, incluso por su orgulloso ánimo salvaje, y concluida la corrida fuimos los tres al café de Pombo. Como sucede frecuentemente en este país, la conversación versó acerca de la tauromaquia, y quise saber de labios de García Lorca que pensaba de los extranjeros dispuestos a ver en ese juego sangriento una prueba de la crueldad del pueblo español, y el joven poeta me respondió:

- No todos los extranjeros son tan imbéciles, pero la mayoría de los que vienen son simultaneamente atraidos y asqueados por el espectáculo de nuestras corridas. Esto depende en gran parte de que son viajeros filisteros, aun cuando son personas cultas carecen de verdadero espíritu poético. Estoy escribiendo un poema sobre Ignacio Sánchez Mejías, uno de nuestros toreros más famosos, y espero hacer comprender la belleza heroica, pagana, popular y mística que hay en la lucha entre el hombre y el toro. Pero creo que nadie a sabido explicar a los extranjeros el contenido profundo, sublime, y hasta diré casi sobrehumano, del sacrificio taurino.
La corrida, en sí, a pesar de sus acompañamientos acrobáticos y espectaculares, es en realidad un misterio religioso, un rito sacro. Con sus acompañantes, o acólitos, el torero es una especie de sacerdote de los tiempos precristianos, pero al que el cristianismo no pudo condenar. ¿Qué es lo que representa el toro en la conciencia de los hombres?, la energía primitiva y salvaje, y al mismo tiempo la ultrapotencia fecundadora. Es el bruto con toda su potencia oscura; el macho con toda su fuerza sexual.
Pero el hombre, si quiere ser verdaderamente hombre, debe disciplinar y conducir la fuerza con la inteligencia, debe ennoblecer y sublimar el sexo con el amor. Le corresponde matar en sí mismo la animalidad primigenia, vencer el porcentaje de bruto que hay en él. Su antagonista más evidente en su voluntad de purificación, es el toro. El hombre debe matar los elementos taurinos que hay en él: la adoración de la fuerza muscular agresiva y de la fuerza erótica, igualmente agresiva.
La corrida es la representación pública y solemne de esa vctoria de la virtud humana sobre el instinto bestial. El torero, con su inteligencia pronta y despierta, con la ligereza de los movimientos rápidos y elegantes de su cuerpo, supera, vence y da por tierra con la masa membruda, ciega y violenta del toro. La victoria sobre la bestia sensual y feroz es la proyección visible de una victoria interior. Por lo tanto, la corrida es el símbolo pintoresco y agonístico de la superioridad del espíritu sobre la materia, de la inteligencia sobre el instinto, del heroe sonriente sobre el monstruo espumeante o si prefiere, del sabio Ulises sobre el cruel Cíclope. Así pues, el torero es el ministro cruento de una ceremonia de fondo espiritual, su espada no es otra cosa que el descendiente superstite del cuchillo sacrificial que utilizaban los antiguos sacerdotes. Y así como también el cristianismo enseñó a los hombres a liberarse de las sobrevivencias bestiales que hay en nosotros, nada hay de extraño en qu eun pueblo católico como es el nuestro concurra a este juego sacro, aunque no comprenda con claridad la íntima significación espiritual del mismo. Se podría recordar también el rito inicial del antiguo culto de Mitra, aquella religión que en un cierto momento amenazó el triunfo del cristianismo, consistía en el sacrificio del toro: el taurobolio. Si los humanitarios y puritanos extranjeros, que habitualmente están dotados de inteligencia más bien estrecha fueran capaces de profundizar el verdadero secreto de la tauromaquia, juzgarían de una manera muy diversa a nuestras corridas."

domingo, 5 de septiembre de 2010

Sensacionalismo Rosa y politiqueo, Los Borbones en pelota

¿Qué perspectiva tendrémos del s.XIX dentro de 50 años? ¿Qué realidades presentes conoceremos de una manera más objetiva? La gran aceleración de los acontecimientos históricos nos deja descolocados para la explicación de lo que ocurre en nuestras sociedades. No somos capaces de explicar los "nuevos problemas" bien porque creemos que siguen una línea continua, bien porque no tenemos la capacidad de llegar al origen de éste y volver de nuevo al presente mediante una dialéctica apropiada, o bien porque nos vemos censurados, en las democracias, para dar explicaciones objetivas por miedo o por interés.
El caso es que en el s. XIX se va gestando la nueva mentalidad burguesa que poco a poco va abriendo su horizonte a un número cada vez mayor de individuos. Por una parte, debido a que el avance científico y tecnológico de las Revoluciones Industriales frenan la mortandad, cosa inaudita hasta el momento, y hecho que dará paso a que el hombre reivindique una mejor calidad de vida, como se esta fuera algo natural, dando lugar primero a los movimientos obreros y más adelante al socialismo y demás utopias o conservadurismos que buscan un estado natural del hombre en la imaginación, como el anarquismo o el ecologismo. Por otra parte, los gustos de una sociedad burguesa cada vez más amplia (requisito indispensable para el despegue industrial de un país) ira dando lugar a que los individuos reivindiquen una mayor igualdad para poder disfrutar del bienestar acomodaticio y ocioso de los grupos aristocráticos inmersos poco a poco en la nueva mentalidad.
El individuo es lo que importa a los gustos burgueses, ya, desde el s. XVI se va apreciando esta característica en la historia del arte europeo, pero se acentuará durante el s. XIX, donde los artistas comienzan a huir de los convencionalismos aristocráticos y trabajan puliendo y vertiendo su personalidad en sus obras.
En España se dan durante el reinado de Isabel II todas las características de los gustos burgueses, meta y aspiración que todo individuo se marca de una manera más abrumadora con el paso del tiempo, debido a su flexibilización en aras de un mundo capitalista y democrático.
Entre 1868-1869 se cree que Valeriano y su hermano Gustabo Adolfo realizaron las láminas que fueron publicadas en 1991 con el título de, Los Borbones en pelota. Estas acuarelas muestran a Isabel II, su esposo Francisco de Asis, y parte de los protagonistas de las intrigas de corte del momento, realizando orgias o actos sexuales de la manera más burda posible.
"Sentada está en su poltrona, con chulo, cetro y corona"
"Carlos Marfori de pie atendido por Isabel II, quien a su vez recibe las gracias de su confesor. Otra escena representa a sor Patrocinio que está siendo masturbada por Luís González Bravo, primer ministro"

Habrá que tener en cuenta que si es verdad que el impacto de estas acuarelas en su tiempo podián ser motivo de muerte, tambien es verdad que reflejan las leyendas y críticas populares que alimentaban los panfletos de la época al circulo burgués en aumento y también al no burgués con aspiraciones a un mayor bienestar (por tanto burgués)como ya he dicho anteriormente.
La publicación en 1991 causo un gran revuelo en la prensa, algo normal, poniendo los acentos en los dibujos de falos y coños que protagonizaban los Borbones y el clero, en definitiva en el sensacionalismo. El mundo académico realizó un gran esfuerzo en intentar atribuir la obra a los hermanos Becquer, ya que los dibujos llevaban el nombre de SEM, y se complicaba la cosa al haber varios dibujantes que firmaban sus obras con dicho seudónimo. Pero la importancia en este caso era averiguar si verdaderamente eran los Becquer los autores, ya que de esta manera se abría una nueva perspectiva en los estudios becquerianos, debido a que hasta el momento sólo se conocía su ideología católica y monárquica, uniéndose al hecho, de que la obra de Adolfo estaba dispersa no sólo en diversos periódicos sino también por diversos países europeos y por tanto era desconocida en parte.
Otro aspecto que impacta al conocer y ver dichas láminas, es que el temperamento de lo raez, de lo anticlerical y del ansia de libertad y de autonomía del español, sigue estando vigente a mediados del s. XIX, siendo un eslabón más en la historia de este país con una historia tan particular. Pero dentro de dicha personalidad de lo español no entran consideraciones políticas, sino que muestra un modo pasional y ansioso de vivir la vida al día a día libre de ataduras. Los Becquer, en un siglo donde el arte se individualizaba cada vez más, pero que convivía con las normas cerradas aristocráticas, realizaron esta obra destinada para un gran público, al igual que otras obras de las letras hispanas como El cantar del Mio Cid, el Arcipreste de Hita, el romancero, La Celestina, etc, pero la situación en aquella España no dio pie posible para su publicación.
Aludiendo al seudónimo de SEM, pero sin pretender ninguna relación, se podría decir que tanto como Sem Tob (y otros tantos escritores españoles) escribía utilizando como guía al modo de vivir y el saber popular del castellano de la época, los hermanos Becquer beben de las mismas fuentes, formando parte de ellas. Por lo tanto, se sigue dando la tendencia a lo realístico en los escritos españoles que tanto han aportado para un conocimiento más exacto de las diversas realidades de la historia de España, realismo debido a la mayor flexibilidad social que ha habido a lolargo de la historia de España, donde se codeaban todos los estamentos permanentemente. En el caso de Los Borbones en pelota, se muestran unas críticas y dichos que estaban en boca de todos.
"Real taller de construcción de príncipes. Se admiten operarios"

El libro se publico con un número limitadísimo de ejemplares, y con un precio bastante alto, algo normal, con la pretensión de convertirlo en una obra de arte o con la pretensión de crear un mayor impacto social y un debate alrededor de la publicación, algo que ya no impresiona y que sencillamente queda reducido al laboratorio práctico del "politiqueo democrático".
"Por probar de todo... de tirarse a un pollino encontró modo"

viernes, 23 de abril de 2010

Los palos de la vida...y la Guerra: John Dos Passos

Es difícil describir la admiración hacia personas cuya vida, rodeadad de adversidades y presiones, sabe desenvolverse con una gran astucia, sabiendo guardar silencio cuando la situación lo requiere y con el don innato de detectar rápidamente las vacuidades y vanidades humanas. Sentirse rodeado de gentes que buscan su ascenso, su popularidad o la imposición de su ideal, primando las pasiones a costa de vidas ajenas en un ambiente de envidias, y conseguir salir de ahí, después de haber hecho el trabajo asignado o la tarea pendiente, es quizá lo más admirable de las personas, sean lo que sean, estén donde estén. Esa lucha por la vida es la que quiero reflejar, aunque sea un poco, en este artículo referido a John Dos Pasos.
John Dos Passos, novelista y periodista estadounidense, gran amigo de sus amigos, fue un enamorado de la España de la primera mitad del s. XX. Tras terminar la I Guerra Mundial, en la que trabajó como conductor de ambulancias, llegó a España. Su viaje, que en 1922 dejó reflejado en el libro Rocinante to the road again, le llevó a escalar los Picos de Europa, luego pasó por Madrid en dirección a Jaén, Málaga y Granada, ciudad en la que se instaló un tiempo. Es curiosa la escena que describe en Granada, donde la gente alquilaba una higera para ir con sus cerdos, sus cabras, sus gatos y sus pollos a comerse los higos y disfrutar de la sombra.
Pero me voy a centrar en su paso por Motril, donde Dos Pasos compartió su trayecto por dicha ciudad con un arriero al que describía como "un muchacho moreno, con unos pantalones azules muy ceñidos y una blusa gris muy corta. Tenía los pómulos prominentes, una nariz de halcón y esbeltas caderas de moro. Hablaba un andaluz aspirado, que sonaba a árabe". Hablando sobre América el arriero le decía, "-Ca. En América no se hase na má que trabahá y de´cansá pa podé trabahá otra vé. No es vida pa un homre. Ayí la hente no se divierte. Me lo dijo un marinero de Málaga que pesca esponjas. Y él lo sabía. No es plata lo que el pueblo necesita, sino vino y pan y... vida. Ayí no hasen má que trabahá y de´cansá pa podé trabahá otra vé..."

"El burro se paró frente a un a tabernilla, bajo un enrejado, donde polvorientas hojas de calabaza oscurecían la lumbre azuldorada del sol y del cielo.
-Quiere decir: "Echen un traguito, caballeros"- dijo el hombre negruzco.
En la verdosa sombra de la taberna, que olía a anís, se oía un gorgoteo de agua. Nuestro acompañante, después de paladear un sorbo de espeso vino amarillo, señaló al arriero.
-Dice que la gente no goza de la vida en América.
-En América la gente es muy rica -grito el tabernero, un tío con cara de remolacha cuya enorme tripa estaba sujeta por una faja de algodón rojo, e hizo un gesto evocador, frotando el pulgar contra el índice.
Todo el mundo se burla del arriero pero él seguía en sus trce, sacudiendo la cabeza y murmurando: "Esa no es vida pa un hombre".
Cuando salmos de la taberna, donde el hombre negruzco quedaba pintando a grandes brochazos la leyenda del West, el arriero me dijo, casi con lágrimas en los ojos, que su intención no era hablar mal de mí país, sino explicar por qué no quería emigrar."
"Aquella noche, en Motril, al salir a trompicones de la posada, atiborrada de comida y de vino, la luna llena se alzaba a través de los arcos de la cúpula de la iglesia rosa y azafrán. Por todas partes sombras verde acero, veteadas de luna tangible. Estaba yo sentado al lado de mi mochila, en la plaza, pensando en qué pensar, aturdido por la noche deslumbrante, cuando tres mulas, azuzadas por una voz bronca, surgieron de la sombra, cascabeleando. Cuando se pararon, sobresaltadas, junto a la fuente, al fulgor de la luna, se vio que venían enganchadas a un coche, un coche que parecía una araña y que iba inclinado hacia delante, como si fuera bajando perpetuamente una cuesta. Del interior salían voces ahogadas, como un cacareo de aves facturadas al mercado en una jaula.
En el pescante iban unos pies apoyados sobre las varas. El atelaje estaba remendado con parches y cordones. Crujiendo, rechinando, entre refunfuños de los pasajeros, rstallidos del látigo y largas ristras de juramentos del cochero, el coche salió del pueblo a trompicones, bamboleando sus ruedas por una fértil llanura, donde sonaba el gorgoteo de las acequias, el croar de los sapos y el murmullo falsete de las cañas de azucar. De vez en cuando la luna brillaba en las hojas de los plátanos y en una ancha banda de plata sobr el mar. Tierra adentro, cerros como montones de ceniza, iluminados por la luna, y a lo lejos, una sombría insinuación de montañas."

"-En estas tierras, señor inglés, no trabajamos mucho, somos sucios e ignorantes; pero vivimos. ¿A que no sabe usted lo que hace la gente pobre de los pueblos por el verano? Alquilan un ahigera y se van a vivir bajo ella con sus perros, sus gatos y sus críos; comen los higos según madurando, beben el agua fría de la sierra y tan felices. No temen a nadie, ni dependen de nadie, cuando son jóvenes, hacen el amor y cantan al son de la guitarra, y cuando no, cuentan historias y crían a sus hijos. Usted ha viajado mucho; yo he viajado poco, no he pasado de Madrid; pero le juro que no hay en ninguna parte del mundo mujeres más bonitas, ni tierra más fertil, ni cocina mejor que en esta vega de Almuñecar... Si el vino no fuera tan espeso...
- ¿Entonces usted no quiere irse a américa?
-¡Hombre, por Dios! Tú, Paco, cántanos una copla... Es gallego, ¿sabe usted?
El trasgo hizo una mueca y echó atrás la cabeza.
-Vaya usted al fin del mundo y encontrará un gallego -dijo. Luego se bebió su vino, se limpió la boca con el dorso de la mano y empezó a zumar como un abejorro:
Si quieres qu´el carro cante
mójale bien en el río,
que después de bien mojao
canta lo mismo que un grillo.
-¡Ole! -gritó don antonio-. Sigue.
A mí me gusta lo blanco,
¡viva lo blanco!, ¡muera lo negro!,
que lo negro es cosa triste.
Yo soy alegre. Yo no lo quiero."

De entre los amigos de Dos Passos se encontraba José Robles (escritor), a quién iba a visitar siempre que podía, tanto durante su estancia en EEUU como profesor, como en España. Pasaron los años y comienza la Guerra Civil. Dos Passos vuelve a España y se embarca en un proyecto de realización de películas, junto a Hemingway y Joris Ivens, con el que pretendía que el gobierno de Roosevelt vendiera armas a la República. Quería que se rodaran las condiciones de vida del pueblo durante la guerra, pero en su trayecto en barco hacia España, Dos Passos iba a tener su primera noticia de la que con los años saldría de España desilusionado. El anarquista Carlos Tresca, con quien conersba le dijo que le pondrían en ridículo. Cuando Dos Passos replicó que Hemingway y él lo tenían todo bajo control, se echó a reir y señaló que Ivens era del Partido Comunista. Según él, todo lo que viera o hicieran sería aprovechado por el partido para sus propios fines, "si en España a los comunistas no les gusta alguien, le pegan un tiro".
Al poco de llegar a España tuvo la noticia de que su amigo Robles había desaparecido y su mujer e hijos estaban totalmente desolados sin saber que  hacer. Robles al poco había estado trabajando como traductor para los rusos y de la noche a la mañana un día desapareció. Dos Pasos calmó a su mujer y le dijo que averiguaría su paradero, y este sería el motivo desilusionador de Dos Pasos, por el cual dejó España, al descubrir la verdad de todo cuanto acontecía en el bando republicano.
Dos Passos coincidiéndo en el Ateneo con Alvarez del Vayo, en los tiempos en que era un prestigioso periodista de izquierdas,  consiguió abordarlo y preguntarle por el paradero de Robles, pero este declaro sentir ignorancia por el asunto. Dos Passos se pregunataba ¿ignorancia sobre el caso Robles, que había sido uno de los temas habituales de conversación entre los intelectuales desplazados a Valencia? Algún tiempo después se dió cuenta de que algunas de las personas con las que colaboraba en el proyecto documental se disgustaban de sus constantes indagaciones: "¿Qué es la vida de un hombre en un momento como este? No debemos permitir que nuestros sentimientos personales nos dominen..." Entre esas personas se encontraba Heminway con quien rompería la amistad más adelante.
Ahora, convertido Alberti en una de las estrellas más rutilantes del comunismo español, las antiguas reticencias de Dos Passos debían de haberse robustecido, y a ello no podían ser ajenas las quejas de la mujer de Robles sobre el comportamiento de algunos viejos amigos de su marido que, habiendo podido ayudarla, ni siquiera se habían interesado por su situación. ¿A qué viejos amigos iban principalmente dirigidas esas quejas? A aquellos que con el craciente poder del Partido Comunista habían adquirido notoriedad e influencia: uno de ellos era el entonces subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública, Wenceslao Roces; otro, el propio Alberti, quien, cuando Dos Passos estaba apunto de descubrir la trágica suerte que el destino había deparado a robles, era recibido en el Kremlin.
Josephine Herbst decía: "Dos odiaba la guerra en todas sus formas y sufrió en MAdrid no sólo por el destino de su amigo sino también por la actitud de cierta gente que se tomaba la guerra como un deporte".
Quienes habían callado sobre el asesinato de Robles lo habían hecho por dos motivos: en primer lugar, porque querían evitar su utilización propagandística en contra de la República; en segundo lugar, por miedo, porque confiar a Dos Pasos la verdad habría podido ponerles en peligro. El novelista norteamericano no había conseguido averiguar gran cosa sobre su amigo español, pero sus indagaciones le habían llevado a asomarse a una de las fuentes de ese miedo: el amplio sistema parapolicial y penitenciario en manos de la NKVD, la policía secreta soviética.
Dos Pasos pasó sus últimos días en España rodeado de espías que vigilaban de sus movimientos y de todo aquello que pudiera decir.
Al tiempo Dos Passos daba por seguro que su amigo había sido fusilado por alguna razón por los comunistas de la GRU (la NKVD), "y nadie se atreve a abrir la boca. ¿Por qué fue fusilado? Todavía tengo esperanzas de averiguarlo" decía en una carta a Carrington Lancaster.
De acuerdo con un documento anónimo encontrado en uno de los pisos de la familia de Cristina Allott, sobrina de Robles, la caída en desgracia de éste fue debida, según "opina su hijo", a que era demasiado franco e indiscreto en las tertulias y "a que no tenía antecedentes políticos y nunca se adhirió a ningún grupo político". Esta versión coincide con la ofrecida por Francisco Ayala, para quien "según se decía, alg´´un comentario hecho por él al descuido en la tertulia del café dejó traslucir un anoticia, por lo demás anodina, que solo a través de un acable cifrado podía haberse conocido, y eso le costó la vida". José Robles era un republicano leal pero no era comunista, y su condición de intérprete de los consejeros militares soviéticos la había convertido en un "hombre que sabía demasiado".
Informes confidenciales recientemenete desclasificados demuestran que los planes del Kremplin para, por un lado, controlar el Ministerio de la Guerra y, por otro, aplastar a la CNT y al POUM están documentados desde el comienzo mismo de la colaboración militar rusa con la República, y hay incluso un informe del propio Gorev (principal agente del GRU) en el que se dice que "una lucha contra las anarquistas resulta absolutamente inevitable". Robles tenía por fuerza que conocer esos planes, ya que era intérprete de Gorev, y eso bastaba para hacerle sospechoso a ojos de la inteligencia militar soviética.
Pero es probable que a Robles lo asesinaran no porque hubiera hablado sino para que no hablara, y para Dos Passos, que nunca dio crédito a la tesis de la supuesta indiscreción, su muerte "tuvo el efecto deseado de hacer que la gente se volviera muy cautelosa cuando hablaba" de los rusos. Se trataba por tanto de una advertencia; quienes no quisieran correr la suerte de Robles tendrían que callar sobre todo aquello que vieran y no les gustara, incorporarse a esa inmensa conspiración de silencio con la que el propio Dos se había topado mientras investigaba lo ocurrido con su amigo.
Para solventar la situación de Margara, la mujer de Robles, Dos Pasos tenía que conocer su paradero para que pudiera obtener el certificado de defunción, pero finalmente al no conseguir averiguar nada de su paradero decidió escribir, ya fuera de España, dos cartas a Alvarez del Vayo (entonces Ministro de la Guerra) para recordarle su promesa de facilitar el certificado de defunción de Pepe Robles. El ministro, sin embargo, no le contestó y, en una carta al Trtskista Dwight Macdonald, Dos Pasos expresaría de este modo su decepción: "Yo más bien subestimé la estúpida forma en que Del Vayo me mintió acerca de la muerte de Robles. Después de todo, la gente actúa en las cosas grandes del mismo modo que lo hace en las pequeñas; ciertamente, mis conversaciones con él sobre este asunto no aumentaron mi confianza en ese paladín de los obreros de la mano y el intelecto". Dos Passos no tardó en recurrir a otras personalidades influyentes; una de ellas era el ambajador estadounidense en España, CLaude Bowers; otra, el ambajador español en la URSS, Marcelino Pascua, quien, en un fugaz viaje a Valencia, tuvo tiempo de visitar a Margara para interesarse por su situación.
Cuando Dos se disponía a salir de París en dirección a Inglaterra, en el andén de la estación, se produjo el encuentro, quizás no del todo casual, con Hemingway. Éste, ceñudo, acabó encarándose con Dos Passos y preguntándole que había decidido hacer en torno al documental Tierra Española y sobre todo al caso Robles. Dos Pasos, para quien, al contrario de lo que Hemingway pensaba, éste no era un incidente aislado, contestó que primero pondría en orden sus ideas y luego contaría la verdad como él la había visto. Discutieron brevemente, luego Hemingway cada vez más tenso quiso saber si Dos Passos estaba con la República o contra ella y le advirtió: "Si escribes sobre España, tal como la ves ahora, los críticos neoyorquinos acabarán contigo. Te hundirán para siempre". "¡Nunca he oido nada tan despreciadamente oportunista!", le interrumpió Katy (la mujer de Dos Passos). La convicción de Dos Passos era ya firme: haría pública su opinión sobre la guerra de España aunque eso le costara sacrificar sus conexiones con los comunistas, que tanto poder tenían en los medios culturales norteamericanos.En cuanto al documental Tierra Española, en el que colaboró Dos Passos, buscando los pueblos donde poder rodar las secuencias y en el guión, no aparecería en los títulos de crédito,donde sí aparecían los nombres de Hemingway e Ivens.
Toda esta historia se puede leer en el libro de Martínez de Pison Ignacio (novelista), Enterrar a los muertos, su única contribución al ensayo histórico y un gran libro de investigación.

lunes, 22 de marzo de 2010

¿Quién fue Blas Infante?


«En los veinticinco años que median desde que Andalucía comenzó a organizarse como comunidad autónoma hasta el presente, Andalucía ha vivido el proceso de cambio más intenso de nuestra historia, y se ha acercado al ideal de la Andalucía libre y solidaria por la que luchase incansablemente Blas Infante» (Del Preámbulo de Estatuto de 2006.)

Se celebra el día 28 de febrero, el día de aprobación del Estatuto de Andalucía de 1981, ampliado en el 2006. Andalucía tiene 28 años de existencia como Comunidad Autónoma del Estado español. Dicho Estatuto de Autonomía es la norma institucional básica española de cada Comunidad, reconocida en la Constitución de 1978.
Los símbolos andaluces fueron creados en 1918, en la Asamblea de Ronda, donde Blas Infante (de religión musulmana) fue el responsable directo de la creación de la bandera, cuyo diseño justificó por el verde el color del Califato Omeya de Córdoba y el blanco, el propio del Imperio Almohade, periodos que desde su óptica fueron dos de las épocas de mayor esplendor de un poder político centrado en la actual Andalucía. El nacionalismo excluyente periférico andaluz queda patente en la ideología de Blas Infante y en la creación metafísica e idealista que hace de la identidad andaluza.
Y es que el legado cultural musulmán poco pudo introducir en la Península Ibérica y mucho parece que legó visto desde la perspectiva oficial o académica actual. Está probado que el arte hispano-árabe continua viejas tradiciones andaluzas, incluso son preislámicos el arco de herradura y las yeserías. Fueron los españoles conversos al Islam quienes crearon la civilización hispano-árabe, que poco a poco fueron atraídos por el islamismo por las ventajas fiscales que su conversión les procuraba, ya que de esta forma se eximían del pago de la chizia y el jarach, de las contribuciones personales y territoriales.
El color verde del Califato, imagen que si pudiera ser vista hoy día espantaría al ver las almenas de sus murallas coronadas por los cráneos de cristianos del norte y rebeldes andaluces. Conocida es la matanza del Foso de Toledo, por la cual Abd al- Raman II llevó toda su vida un tic nervioso en un ojo por las crueldades que tuvo que presenciar. El rey de Sevilla, Al- Mutadid, tenía adornado su jardín con las cabezas de sus enemigos convertidas en tiestos. Son inenarrables las atrocidades de los Ziríes granadinos. Mancharon torrentes de sangre las tierras andaluzas durante la conquista y dominación de Andalucía por los almoravides y almohades. Y siguieron derramándola los reyezuelos islamistas de los últimos siglos, por ejemplo en la matanza de los abencerrajes. Los reyes de Taifas que rigieron Al-Andalus estuvieron rodeados de riquezas que alcanzaban mediante la explotación de sus súbditos, e incluso mediante brutales rapiñas.
España se forjó luchando contra el invasor musulmán durante siglos y las siete cruzadas, espaciadas en doscientos años en la Europa oriental, nada tienen que ver con la multisecular y permanente guerra de recuperación territorial que implicaba los más absorbentes problemas de la vida colectiva de los reinos cristianos de la Península Ibérica.

El concepto de nación política está ligado a un Estado previo, y nace a raíz de la Revolución Francesa, cuando la frase “Viva el Rey” se transforma en “Viva la nación”. Una nación política que en su origen nace Republicana y es agregada a la Constitución española de 1812 extendiéndose no sólo a los residentes en la Península sino también a los pueblos americanos. Una nación que también es denominada Patria, y que la ampliación del Estatuto Andaluz de 2006 hace reconocer a Blas Infante como “Padre de la Patria Andaluza”.
El concepto de nación que se barajaba en la idea mítica de Andalucía procede en parte de la posterior evolución que tomo dicho concepto en la idea que le imprime Fitche, al inventar el concepto de Cultura y hacer de esta el fundamento del Estado. A partir de entonces, la idea de nación hace que en España surjan focos excluyentes, principalmente burgueses con intereses económicos, que inventan un pasado común a un colectivo dándole una impronta o señas de identidad culturales, fundamentando de esta forma un supuesto “Estado Mítico”.
Teniendo presente que la identidad andaluza se fue gestando por un grupo reducido de burgueses, entre ellos Blas Infante, habrá que constatar que dichas ideas tuvieron poco éxito entonces, y sigue teniéndolo aun hoy, por lo menos en cuanto a su identidad islamista constatada en mitológica por la realidad cultural de Andalucía. Constatación real ignorada por PSOE y el PP que al aprobar en 2006 dicho Estatuto Autonómico persisten en la asimilación de la identidad andaluza con el mundo islámico, ideas que no toda la población andaluza conoce y que son silenciadas.
Después de las elecciones constituyentes de 1931, se lleva a cabo una Asamblea de municipios sevillanos para abordar la consecución de la autonomía andaluza. Dicha propuesta fue muy poco popular (fomentada por la prensa andalucista), creando incertidumbre en el resto de provincias que veían un neocentralismo sevillano, llevándose a cabo la propuesta de unión de Granada, Jaén y Almería dentro de una región autónoma independiente, mientras Huelva se pensaba entre entrar en uno u otro bloque o incluirse dentro de Extremadura.

España trae tras de sí una tradición federalista de tipo anarquista, motivada por Pi y Margall, donde cada pueblo con algún rasgo distintivo puede libremente organizar su vida independientemente de un Estado centralista. Dicha idea es la que más predomina en la actualidad y a quedado demostrado con la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía. Pero a esta visión de una República Federal en España se contra pone, por otro lado, Luís Rivera haciendo una declaración distinta de los principios de una República Federal en España, en la cual lo principal es la unidad y defensa integral del territorio nacional, y “en la que se da una autonomía completa del municipio y de la provincia, en lo que toca a su gobierno interior, y a la libre gestión de sus intereses políticos, administrativos y económicos. No es, por tanto, la república que defienden la confederación de Estados o cantones, independientes y unidos solo por pactos y alianzas más o menos arbitrarias. Tampoco pueden aceptar la descentralización meramente administrativa, tal como la entienden algunas escuelas liberales; porque la descentralización explicada de esa manera, es la concesión gratuita del poder, y no el reconocimiento del derecho, que radica en la naturaleza misma de los municipios y de las provincias”. Quizás a la idea de República Federal de Luís Rivera se acerca más la II República española, que a la idea de Pi y Margall. Podemos leer en el artículo primero de la Constitución: “La República constituye un Estado integral, compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones”.

Marx desdeñaba esta forma de priorizar los nacionalismos identitarios o culturales sobre la perspectiva de clase, rechazaba cualquier pretensión de abstracción. Y esto es lo que hoy día persiste, en un sistema político donde los problemas reales son dejados de lado en pos de un potencial electorado fácilmente sugestionable, en nombre de la libertad, democracia, igualdad, derechos humanos, y una infinidad de conceptos abstractos que llegan fácilmente a las multitudes. No hay más que echar un vistazo a los discursos pronunciados por políticos actuales, así como la inevitable crisis actual que era predecible con bastante anterioridad y por la que nada se hizo para proteger a la población.
Esta tradición federalista se ve reforzada por la “Europa de los Pueblos”, en la cual ven una salida para sus pretensiones no sólo ya los nacionalistas vascos y catalanes, sino también ciertos políticos andalucistas. Fácilmente se puede apreciar lo contradictorio de la política de unión a Europa que reclaman los políticos españoles, sobre todo cuando se produjo la independencia de Kósovo, fuertemente criticada en España por las implicaciones que dicho proceso puede desencadenar en un futuro en España. Una Europa que para nada sigue la línea indicada por Marx de priorizar las reivindicaciones de la clase explotada, dando mayor importancia a la “cultura”, una cultura idealizada y burguesa, fácilmente convertible en mercancía para el mercado común europeo.
Por otro lado vemos la apropiación del concepto de autodeterminación libre de los pueblos que se hace sobre todo por parte de políticos vascos. Un principio que surgió en Europa en el contexto de las revoluciones democrático-burguesas de 1848 y se promovió, sobre todo, para resolver el problema de las naciones oprimidas incorporadas forzosamente a los imperios Zarista y Austro-Húngaro. Por esto, resultó una aplicación mecánica su inclusión en los programas de los partidos comunistas del Occidente de Europa. Así, desde su constitución en los años 1920-21, el Partido Comunista de España también incorporó dicha política a un contexto nacional que nada tiene que ver con los problemas surgidos en dicha época en las naciones orientales de Europa.
A partir del año 1975, con la muerte del general Franco, el nacionalismo regional de ciertas zonas de España reencuentra el tema de al-Andalus en su literatura. El fenómeno es singularmente patente en Andalucía por haber heredado en exclusividad el nombre de al-Andalus que en realidad denominaba a toda la Península Ibérica, la única región de pasado hispanoárabe, equívoco fomentado por el uso de andaluz como sinónimo de andalusí, por lo que los musulmanes nacidos en Tortosa, Valencia o Zaragoza se convierten anacrónicamente en andaluces. El nuevo nacionalismo andaluz retoma literariamente a al-Andalus como algo propio en una tradición que es tanto popular como política, pues ya el nacionalista andaluz Blas Infante , fusilado en la Guerra Civil, había evocado literariamente la figura de al-Mu‘tamid, rey de Sevilla, así como en 1990 Antonio Gala publica su novela El manuscrito carmesí, en la que se retoma al moro granadino, pues gira sobre la figura de Boabdil, el último rey de Granada.
El día 28 de febrero no va a ser un día festivo para la mayoría de la población andaluza, un día en el que la realidad de nuevo está más viva que la fantasía mítica de la clase política, cuando ya no se puede seducir con falsas palabras idealistas o simples mitos para una cultura burguesa.
Añadamos a parte esta advertencia de Al-Qaeda del 7 de octubre de 2001:“El mundo tiene que saber que no vamos a permitir que se vuelva a repetir con Palestina la tragedia de Al Andalus”.

¿Por qué se juzga al juez Garzón?

El juez Garzón tiene abiertos estos días tres procesos penales, el referido al caso Gürtel por ordenar escuchas a los abogados defensores, otro proceso es debido a la financiación del Banco Santander de uno de sus cursos en los EEUU, estando dicho banco en un Proceso bajo su juzgado. Y el tercero al que voy a hacer referencia, por haber abierto y cerrado un procedimiento penal que venía de unas denuncias sobre desapariciones forzadas durante el franquismo.
Para explicar los hechos me remito a lo que dice Joaquín Leguina, bastante acertado:

“Garzón abrió esta causa a finales de 2006 y la cerró el 18 de noviembre de 2008. ¿Qué hizo Garzón durante esos dos años? Nada durante el primer año y medio y durante el otro medio año solicitó información (providencias del 28 de agosto y del 25 de septiembre de 2008) sobre desapariciones y enterramientos clandestinos en toda España. Asuntos ambos que no son competencia de la Audiencia Nacional, cuyo juzgado número 5 ocupa Garzón.
Pese a esa evidente falta de competencias, el 16 de octubre de 2008, el juez Garzón dictó un auto declarándose competente y para declararse competente introdujo en el procedimiento un nuevo delito: un delito contra altos organismos de la Nación (delito para el cual sí es competente la Audiencia Nacional), en el cual estaría incurso el “Alzamiento Nacional”. En dicho auto suministraba los nombres y apellidos de los responsables del “Alzamiento Nacional”, afirmando allí, por dos veces, que todos los implicados estaban ya muertos, como, por otro lado, era público y notorio.
Pese a que la notoriedad de los fallecimientos exime de probar la muerte de los implicados, Garzón requirió los correspondientes certificados de defunción. Y aquí viene el truco. ¿Para qué pidió esos certificados? Para –eso dijo él mismo- declarar extinguidas esas responsabilidades, lo cual suponía (implícita pero indudablemente) la existencia de esas responsabilidades. Una declaración de responsabilidad que es ajena a la capacidad de cualquier juez instructor.
Cuando le llegaron los certificados de defunción, Garzón, mediante otro auto, hizo lo que ya había anunciado: declaró extinguidas las responsabilidades y el proceso volvió a su ser inicial: las desapariciones forzadas, para cuya investigación el juez Garzón carecía y carece de competencia alguna. Es decir, Garzón se declaró incompetente apenas un mes después de haberse declarado competente.
En resumen, ¿qué investigación ha realizado Garzón respecto a las desapariciones denunciadas? Ninguna. ¿Qué investigación ha ordenado respecto al “Alzamiento Nacional”? Ninguna.
Pero, ¿ha infringido Garzón en este asunto alguna norma jurídica? Según algunos prestigiosos procesalistas, Garzón, durante este viaje a ninguna parte, se ha saltado: a) la prohibición de incoar un proceso de inquisición general, b) la norma que señala las competencias de la Audiencia Nacional, c) el artículo 25 de la Constitución, d) más de una decena de preceptos del Código Penal, e) otros tantos artículos de la Ley de Enjuiciamiento criminal, etc., etc. Actuaciones antijurídicas que el Juez Campeador ha emprendido bien a sabiendas o bien por ignorancia culpable, es decir, prevaricando.”

Expliquemos un poco y rápidamente la estructura del Estado español a nivel tecnológico, según palabras de Gustavo Bueno:

“Sobre el principio de separación de poderes, decía Montesquieu, “Toda sociedad en la que no esté garantizada la separación de poderes y la seguridad de derechos necesita una Constitución”. Pero este principio ideológico es inviable cuando se aplica al poder judicial, porque; Los jueces en un Estado de derecho constitucional, han de atenerse no ya a las leyes naturales interpretadas según su personal saber y entender, sino, en todo caso, a través de las leyes positivas del Estado. Según esto, el poder judicial no puede considerarse separado ni independiente del poder legislativo; La “fuerza de obligar” de las sentencias de los jueces o tribunales de justicia procede íntegramente de un poder ejecutivo que las haga cumplir, utilizando ordinariamente la violencia.
Según esto, el poder judicial, no es independiente ni del poder legislativo, ni del poder ejecutivo de ese Estado. Pero tal Estado, como Estado real, es necesariamente un Estado singular y concreto, no es un “poder de la Humanidad o del Genero Humano”. Ninguna declaración de los Derechos Humanos, en tanto que esta no esté recibida por cada Estado, con las salvaguardas pertinentes (por ejemplo, las establecidas ya por la Convención europea de 4 de noviembre de 1950), tiene fuerza de obligar al cumplimiento de sus normas.”

Ahora bien, de todos es sabido que el juez Garzón ha actuado como un juez Universal, y en el caso al que nos referimos como “Jesucristo juez”, que viene a juzgar a los vivos y a los muertos. A pesar de que los tertulianos diariamente suministran sus falsas informaciones de partido, está claro que parten del supuesto de la separación de poderes. Su papel está claro, ya sean tertulianos, ya sean periodistas, unirse a la comparsa de información que va a consumir un electorado con poco tiempo para analizar la realidad de las cosas. Fundamentalmente se basan en llevarse al terreno ideológico todo el caso, es decir, deslegitimando dicho proceso porque según ellos es una conspiración de “la derecha” heredera del “franquismo”, básicamente la perspectiva que se busca para dicho proceso por parte de la socialdemocracia. Dirán que el proceso lo ha llevado a cabo Falange y responderán que poco tienen que decir por consiguiente al respecto, pero resulta que bien a sabiendas o por ignorancia suprema prefieren mantenerse al margen. Sin embargo, si miramos el arco parlamentario actual, a el que si están dispuestos a escuchar los tertulianos-periodistas-ministros, vemos partidos políticos como IU, un grupo comunista o por otro lado y siendo la mayoría, grupos nacionalistas separatistas, en definitiva, partidos políticos que constantemente están contra España y contra la convivencia. Paradójicamente internet parece ser que va a conseguir agravar aun más la información consumida, sobre todo si tenemos en cuenta que cada grupo de comunicación cuenta con una serie de contadores en tiempo real de la información consumida, lo cual deja claro qué artículos interesan más en cada momento pudiendo seguir los dictados de las mayorías, que basan sus opiniones diarias en este tipo de lecturas, superficiales, rápidas, de partido, etc. Y la verdad es que partiendo de la realidad de la interrelación de ambos poderes ejecutivo-legislativo-jurídico, se puede estar casi seguro de que tales actuaciones del juez Garzón están apoyadas y sustentadas por la ideología del partido Socialista, en busca de distraer la atención de un electorado  demasiado preocupado por la crisis económica, a punto de entrar en fase galopante. Para dar constancia de tal suposición, voy a referirme a varias evidencias, primero atendiendo de nuevo a las palabras de Gustavo Bueno y en segundo lugar retrocediendo en el tiempo para apoyarme en otras supuestas evidencias que vienen ya de más lejos.

“La ley de amnistía del 15 de octubre de 1977 había formulado el espíritu de la transición que soplaba en las gargantas de toda la izquierda cuando gritaba por las calles de España: “¡Libertad, Amnistía, Estatuto de Autonomía!”. La ley de Amnistía era sin duda una ley del olvido: “Quedan amnistiados –decía su artículo 1- todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas, realizados con anterioridad al 15 de diciembre de 1976”.
Por supuesto, de la ley de Amnistía no cabría deducir la inconstitucionalidad de la Ley de Memoria Histórica, entre otras cosas porque, podría decirse, la Ley de Amnistía era “preconstitucional” (respecto a la Constitución de 1978).
No es la pasión por la historia la que mueve los deseos, a los cuales, por otra parte, nadie se opuso jamás. Fue la política electoral, que sin duda veía en esa memoria histórica un modo de mantener vivo el recuerdo del “franquismo”, presentado como la causa única de todos los crímenes del pasado, de un paso que empezó a contar, además, el 18 de julio de 1936. Como si el día antes, la semana anterior, el año antes, no hubiera estado España pletórica de crímenes perpetrados por pistoleros o de homicidios (por no entrar en más detalles) promovidos por la Revolución de Octubre de 1934, cuando los dirigentes más relevantes del Partido Socialista Obrero Español, las Juventudes Socialistas, comunistas y anarquistas, intentaron dar un “golpe preventivo” contra el gobierno de la segunda República a fin de instalar una especie de República soviética o acaso el Comunismo libertario.
Y el interés por esos recuerdos vivos ofrecidos por “la Memoria Histórica” tiene una explicación clara que simultáneamente se dé por supuesta –como se da, de hecho- la afinidad de los adversarios políticos (el PP, “la derecha”) con el franquismo: “la derecha es criptofranquista” (y además “las izquierdas” no tienen hoy otra forma de definir a “la derecha”).
Estimular la memoria histórica se convierte así en la mejor manera de mantener viva la aversión contra “la derecha” y asegurarse la fidelidad de un electorado que daba síntomas de cansancio. Cataratas de euros fueron invertidos por el Gobierno Central y por los de las comunidades autónomas y municipios para organizar conferencias, publicaciones, películas, series de televisión, sobre asuntos de la Guerra Civil y del franquismo, con el mensaje de identificar sutilmente, y a veces de un modo explícito, la derecha de hoy con el franquismo.”

Aquí nos ha contado Gustavo Bueno como está íntimamente relacionada la Ley de la Memoria Histórica con la crítica al PP, para la obtención de votos y apoyos. Y habría que dejar claro que no se trata de hacer una defensa del Partido Popular, sino que de lo que se trata es de criticar y hacer ver una de entre las muchas estrategias sutilísimas de manipulación de la sociedad española. Ahora vamos a retroceder en el tiempo, concretamente a todo lo sucedido en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, donde las democracias de Europa Occidental, daban la espalda a los crímenes del comunismo en Europa Oriental y en todo el mundo básicamente, y al mismo tiempo y como forma de mirar hacia otro lado se sumergieron en un debate de recuperación de la “memoria histórica” de las víctimas del nazismo a partir de los juicios de Nuremberg, un tribunal, que aunque ideológicamente actuaba en nombre de la Humanidad y de los derechos humanos, tecnológicamente era un tribunal que representaba a los vencedores, juzgando a los vencidos en la guerra.
Nos contaba Françoise Revel lo siguiente al respecto:

“El mismo día en que el presidente Chirac se expresaba en Oradour, nuestro primer ministro, Lionel Jospin, que no quería quedarse atrás en la carrera ética hemipléjica, hacía “turismo de memoria” en Auschwitz en compañía de su mujer, de origen polaco. ¿Quién puede no agradecérselo? Jamás se recordará lo bastante la “unicidad de la Shoah”, en expresión de Alain Besançon. Sin embargo, hay que lamentar que nuestros dos “turistas de la memoria” no se hayan puesto al “deber” de aprovechar que estaban en Polonia par acercarse a Katyn. El deber de memoria es Universal o no es más que fariseísmo partidista. Servirse de las víctimas del nazismo para enterrar el recuerdo de las del comunismo es insultar su memoria.”

“Con respecto al caso Bourdarel, un militante comunista durante la guerra de Indochina, ejerció, de 1952 a 1954 las funciones de “reeducador” de sus propios compatriotas, prisioneros franceses, en un campo del Vietminh. Como los acuerdos de Ginebra provocaron un ajuste de personal en esa profesión, Boudarel se encontró en el paro y se puso al día en la enseñanza para terminar como profesor de Historia en la Universidad París VIII donde, como tuvieron la cara de decir algunos de sus colegas en su defensa, “era muy estimado como especialista...en cuestiones vietnamitas”. Un día, durante un coloquio público, fue reconocido por unos ex prisioneros supervivientes del campo 113 en el que había ejercido su talento (70 por ciento de muertos) quienes, el 3 de abril de 1991, interpusieron una querella contra él por crímenes contra la humanidad. Inmediatamente, la izquierda se moviliza: artículos y peticiones por doquier a favor de Boudarel. La justicia francesa –independiente del poder del Estado pero no del poder ideológico- no fue sorda a esa campaña, dictada por tan elevado sentido de los derechos humanos. El 1 de abril de 1993, el Tribunal supremo rechazó el recurso de los antiguos prisioneros del campo 113. Declaró que se había cometido un error al considerar que los hechos de los que se acusaba a Georges Boudarel constituían crímenes contra la humanidad (y, por tanto, que no había prescrito y a los que no afectaba la ley de amnistía de 1966) pues, dice el tribunal, “los crímenes contra la humanidad son crímenes cometidos durante la II Guerra Mundial por parte de los países europeos del Eje”. No sólo se trata de una falsificación de la historia sino de un llamamiento al asesinato. ¿Para que preocuparse si no son punibles los crímenes contra la humanidad cometidos tras la II Guerra Mundial y por otros Estados criminales que no sean las potencias del Eje? ¿Todos los demás asesinos tienen de antemano asegurada la impunidad? ¿Por qué se persigue entonces a Pinochet o a Milósevic?
Limitar la definición a las potencias del Eje y sólo al periodo de la guerra es, pues, contrario a toda la evolución del derecho que tuvo lugar después de Nuremberg y que recientemente ha desembocado en la instauración de un Tribunal Penal Internacional. Es además, tan absurdo como lo sería limitar, en derecho común, el asesinato con premeditación a los actos cometidos durante el periodo, pongamos, del 1 de enero de 1930 al 31 de diciembre de 1935 y además con la condición de que el asesino haya tenido lugar en los departamentos cuyos números vayan del 1 al 30. Semejante tontería por parte de unos juristas tan eminentes sólo la explica el postulado, imperativo, subyacente y omnipresente, de que los crímenes comunistas no deben en ningún caso clasificarse en la categoría de crímenes contra la humanidad, ni siquiera en la de crímenes realmente existentes.
Una verificación experimental de hasta que punto este postulado es todopoderoso se produjo con motivo de la demanda de extradición de Pinochet por un juez español. Usándolo como precedente, los vietnamitas de la diáspora tuvieron la idea, durante el tercer trimestre de 1998, de presentar una querella contra cierto número de dirigentes de Hanoi. La respuesta fue que no se podía admitir a trámite porque los casos que habían presentado entraban dentro de la prescripción que afecta a los actos que se remontan a más de diez años, incluso los asesinatos, torturas y secuestros de que habían sido víctimas los padres de los querellantes. Los actos del mismo tipo que se le imputan a Pinochet también se remontan a más de diez años. La conclusión es que los crímenes contra la humanidad no prescriben cuando los comete un dictador clasificado como “fascista” y, de repente, prescribe cuando los autores son comunistas. La doctrina de la “excepción comunista” es muy clara pero no viola las leyes internacionales en vigor como el nuevo código penal francés.
La ambivalente actitud de los dirigentes y los medios de comunicación democráticos frente a los totalitarismos alcanza la cima del cinismo y comicidad políticos en sus relaciones con Fidel Castro. En efecto, en nuestras democracias no se ignora prácticamente nada de las violaciones de los derechos humanos debidas al caudillo de La Habana. La prensa, incluso de izquierda (excepto la propiamente comunista y Le Monde diplomatique) no ocultan ya el carácter ferozmente represivo de su régimen policial. Y, sin embargo, Castro es invitado, recibido y agasajado por doquier. Los primeros ministros, los obispos y hasta el Santo Padre hacen cola para tener el honor de ser recibidos por el barbudo sanguinario. El bufón exterminador les toma el pelo con promesas vanas, de esas que les entusiasman a los idiotas útiles. Los ilusos se despiden dando encantados una rueda de prensa en la que se felicitan por las buenas intenciones del dictador. Y apenas su avión ha despegado cuando una vuelta de tornillo suplementaria de la policía cubana pone en ridículo su patética credulidad. Es lo que podría llamarse la paradoja cubana. La izquierda protege a Castro sin que ello signifique que alimenta ninguna ilusión hacia él.”

Hasta aquí voy a dejar el asunto, que ya hay bastante, pero no sin antes dejar otro párrafo de Joaquín Legina que viene muy al caso de lo dicho anteriormente con respecto a la izquierda europea, concretamente la francesa.

“¿Con qué objeto se ha metido Garzón en este jardín?
Responder a esta cuestión no es fácil, pero conociendo al personaje, no es arriesgado suponer que pretendía abrir una causa general contra el franquismo (imitando a la que Franco abrió contra la II República) al amparo de la última moda ideológica, aquella que sostiene que la Transición fue producto de la cobardía, como lo fue la Ley de Amnistía de 1977. Ley que el mismo Garzón consideró aplicable cuando alguien quiso abrir un proceso penal a causa de los asesinatos cometidos en Paracuellos y en Torrejón a finales de 1936. Una Ley que según la moda revisionista hoy tan en boga no se aprobó en aras de la reconciliación nacional, sino para dotar de impunidad a los franquistas… y, claro, según los neo-antifranquistas (éste es el último carro al que se ha subido el juez estrella), ha llegado la hora, por fin, de hacer justicia.
¿Y quién  está mejor dotado para hacer “Justicia universal” que el juez de marras?”

domingo, 21 de marzo de 2010

Héroes granadinos en una ciudad afrancesada


Ha pasado el año de la celebración en distintos puntos de España del alzamiento contra los franceses, de lo que a partir de entonces fue la instauración de la nación política española. Un cambio muy importante en la historia del país que aun sigue teniendo sus repercusiones. El país entero se unió en la lucha contra el invasor dando ejemplo al resto de Europa que seguía muy de cerca los sucesos de aquellas jornadas.
Como granadino, vecino de Lobres, pequeño pueblo de la costa, dedicaré este primer artículo a rememorar algunos nombres y hechos acaecidos en dicha provincia.

Los franceses ocuparían la ciudad desde 1810 hasta 1812, dos días antes de su llegada se podía leer en el Diario de Granada:

Es innegable el mérito que han contraido algunas ciudades y provincias en el tiempo de nuestra heroica resistencia, y que se han llenado de gloria. Granada por su parte, aunque hasta ahora ha tenido la felicidad de no ser invadida, ha hecho tales sacrificios que es acreedora a los mayores elogios. En esta crítica ocasión no hay duda que por verla libre de tan terrible azote, volarán a defenderla sus hijos en el momento, para que jamás se disminuya la gloria que han adquirido. Si a más del patriotismo que siempre ha influido a tan dignos hijos de esta heroica Ciudad, puede estimularles algunos recuerdos de la inmortal Zaragoza lean los siguientes versos que se hallan en uno de los poemas escritos en elogio de aquella ínclita Ciudad”.

Pero a la llegada de estos a Granada no hubo resistencia alguna, pactando el ayuntamiento afrancesado de la ciudad una sumisión total para que no se produjese ningún tiroteo, así como también se abortó las conspiraciones que siguieron a la quema del retrato de Godoy en la Plaza Nueva (abril de 1808), al horroroso asesinato de Trujillo, el marido de una hermana de la famosa Pepita Tudó (30 de mayo, conocida por su relación con Godoy), ni la Batalla de Bailén y su espléndida victoria, ni los tristísimos espectáculos de las ejecuciones que se efectuaban en el Triunfo, en las cuales pereció el heroico capitán Moreno, consiguieron regularizar el sentimiento de protesta contra la invasión napoleónica, y el alcalde de Otivar, que inició una insurrección general y se apoderó de fuertes posiciones en Motril y otros puntos de la costa, vio fracasado su noble y patriótico ardimiento. Sin embargo, héroe granadino fue el defensor de Gerona, Álvarez de Castro y el alcalde de Otivar, así como muchos héroes anónimos de aquellas jornadas.
En el ayuntamiento, a la derecha de la presidencia, en el salón de sesiones de la casa antigua que ocupara frente a la capilla real, leíase esta inscripción: “A D. Mariano Álvarez, natural de esta ciudad, gobernador de Gerona y su defensor extraordinariamente heroico contra las tropas de Napoleón.- El Ayuntamiento constitucional de Granada a 19 de marzo de 1814”.

Me ha sido imposible encontrar, de momento, ninguna referencia a algunos de los hechos del alcalde de Otivar (menos aun encontrar sus memorias), de quien he rebuscado mucho para encontrar información, aunque sí he leido pequeñas referencias y comentarios de alabanzas hacia dicho personaje.
El alcalde de Otivar, Juan Fernández Mañas, también conocido como El Tío Caridad, muere en Almuñecar en 1815, fue un duro guerrillero contra los franceses en las Alpujarras a partir de 1810. Escribió unas memorias ayudado por algún amigo, sobre los hechos que protagonizó, estas quedaron en custodia de su familia. Lo menciona Alarcón en La Alpujarra, y Lafuente Alcántara en Historia de Granada; luego, Gómez de Arteche se hizo con una copia, al parecer fragmentaria. En 1893 Eduardo Ligero Fernández, dueño del documento, lo regaló a Natalio Rivas, presidente de la Diputación de Granada: eran dos cuadernos, uno con el relato y otro con documentos autentificados. Rivas hizo gestiones para publicar el texto en 1897 ante Canovas, a quien pidió un prólogo y le hizo cesión del primer cuaderno. Tras la muerte del político no pudo recuperar el manuscrito, aunque guardó una copia. Sólo en un discurso pronunciado en 1940, ante la Academia de Historia pudo dar a conocer la obra; desde la página 21 vacía su contenido, que comienza con la invasión de Granada a principios de 1810: “Aquí principiaron a hervir en mi pecho los más amargos sentimientos y a conocer los efectos del verdadero patriotismo”.

Fuentes:
La Alhambra, 30 de septiembre de 1907, “Granada y el centenario de la Guerra de la Independencia”, El Bachiller SOLO.
La Alambra, 31 de marzo de 1918, “Los periódicos granadinos en la Guerra de la Independencia”, Antonio Gallego y Burín.
Fernando Durán López, “Nuevas adiciones al catálogo de la autobiografía española en los siglos XVIII y XIX (segunda serie)”, Universidad de Cádiz.