domingo, 21 de marzo de 2010

La República Solitaria


En 1934 España estaba inmersa en tal violencia que la llegada de una guerra civil era ya cuestión de tiempo. Por un lado había una gran dificultad de entendimiento entre radicales y cedistas, con un Gil Robles en el gobierno que no se cortaba a la hora de apasionar los ánimos y por otro lado Largo Caballero impaciente desataba torbellinos de subversión en sus discursos.



“La democracia no es para nosotros un fin, sino un medio para ir a la conquista de un Estado nuevo. Llegado el momento, el Parlamento o se somete o le hacemos desaparecer” (Gil Robles).

Quizá, Largo Caballero asumió orgullosamente el apodo del “Lenin español”, que le colocó su colaborador en el Ministerio de Trabajo, Araquistain. Dicho apodo podía arrastrar a las masas a unírsele, ya que fácilmente se identifica a Lenin con las masas proletarias explotadas, también puede ser tomado como una toma de posición y advertencia hacia una inminente revolución del proletariado.

“Se dirá: ¡Ah, ésa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente.
Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ¡Como en Rusia!). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacía la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad.
Y en tal caso, camaradas, habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aun los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar.
El 19 vamos a las urnas… Mas no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No, simplemente decirle a la clase obrera que debe preparase…
Tenemos que luchar, como sea, hasta que en la torres y en los edificios oficiales ondee, no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista”. (Largo Caballero, El Socialista, 1933).

Las partes en confrontación no daban lugar a un entendimiento mutuo que pudiese prosperar en una mejora de la situación en España. La República que había comenzado de una forma pacífica daba síntomas de deterioro, en parte porque los socialistas de Largo Caballero pretendían utilizarla para su propia revolución al margen de la legalidad y la llegada de la derecha social de la CEDA, expulsó a los socialistas de la toma de decisiones en el gobierno.
No hay que olvidar en estos tiempos en que el PSOE se apropia del concepto de socialismo (como si fuera propio de la supuesta “izquierda” que representa este partido) que este fue definido por Marx como una fase que precede al comunismo. En realidad, lo que representa este concepto oscuro y engañoso en el PSOE es el programa social que pueda llevar a cabo, que en ningún caso es genuinamente de izquierda, porque los demás partidos políticos tienen también su propio programa social como es el caso del PP, por lo que tan socialista es el PSOE como el PP, y tan socialista pudieron ser los socialistas liderados por Largo Caballero como después lo fue el régimen de Franco.
Besteiro, que se encontraba en disconformidad con las posturas de Largo caballero decía que el porvenir socialista era "pésimo" porque el "ciempiés bolchevizante está solo y señor en el horizonte proletario...”. Besteiro hubiera preferido no colaborar con la República e intentar ir influenciando poco a poco en la legislación y en los organismos de carácter social reformista, aduciendo el ejemplo de la política capitalista llevada a cabo por Roosevelt en los Estados Unidos. Tanto Besteiro como Caballero entendían perfectamente las palabras de indignación de Azaña, cuando camino a un mitin en Mestalla, masas violentas salían a las estaciones gritando: ¡abajo la Burguesía!, a lo que, Azaña harto de oírlo en cada estación, se asomo a la ventana y le gritó a la multitud: ¡idiotas! ¡Yo soy un burgués!
La Guerra Civil pudo haberse evitado si las pasiones hubiesen sido controladas, la República al disponer de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil tenía el poder de controlar cualquier acto de rebeldía y subversión contra esta, pero se le dio la espalda y Azaña, en otro mitin esta vez en las afueras de Madrid, decía: ¡No me llevéis al poder si no me vais a dejar gobernar!

La Revolución de Octubre de 1934 será el punto de no regreso y de disolución de la República, tomada como rehén por los revolucionarios. Los socialistas de Largo Caballero encabezaron el movimiento y Azaña fue detenido en Barcelona, procesado y encerrado en un barco.

“Un llamamiento a toda España
los asturianos deben hacer,
para la lucha contra el fascismo
y destruirlo como un vil ser
Salud y suerte a los compañeros,
vengar tendremos todo este horror
El socialismo es nuestra bandera,
¡Vivan los soviets, viva la unión!
Habanera roxa (canción)”.

El dualismo marxista de comunismo/capitalismo fue adoptado por los revolucionarios asturianos en su versión estalinista de fascismo/comunismo, y esta era la fórmula que justificaban para dicha revolución, la lucha contra los fascistas, que a partir de entonces fue utilizada para denigrar a los adversarios de la izquierda, llegando hasta la actualidad su utilización. Pero el término fascista ya no tuvo a partir de entonces una connotación política, sino que fue reducido a un simple insulto. Los revolucionarios aducían que era un “golpe preventivo” contra un supuesto golpe de estado que los fascistas de la CEDA y sus aliados estarían preparando.
Este término es la justificación que se dio para la lucha armada, una formula simplista de apropiarse de las pasiones de las masas. Aun hoy día persiste la creencia de que el régimen franquista fue de ideología fascista, un régimen que una vez terminada la Guerra Civil se deshizo rápidamente de los falangistas que habían colaborado en el alzamiento de 1936. Si persiste aun esta idea hoy, es debido a la necesidad de una supuesta “izquierda” de justificar su papel en la política española como contraposición a una oposición “fascista”, principalmente debido al vaciado de iniciativas verdaderamente políticas, una oposición que es identificada con un régimen franquista fascista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario